Trufas de Molise entre naturaleza y sabor.

La belleza más prístina, donde los rituales, la historia y la naturaleza se han mantenido intactos sin el contagio de la modernidad. Campobasso es el corazón de Molise, la región más remota y, por tanto, más fascinante de Italia. El momento perfecto para visitarlo es durante la celebración del Corpus Domini, cuando la ciudad se moviliza para la procesión de los Misterios: trece teatros vivientes cargados a hombros, con figuras suspendidas en el aire. Un espectáculo único, que nos hace comprender el apego de la población a la tradición religiosa. El mismo ambiente que se respira durante la Infiorata, con diseños de pétalos a lo largo de las calles, o el Viernes Santo, cuando un coro de setecientos cantantes canta letanías por las calles del centro. Desde la colina del Castello Monforte hay una vista extraordinaria que permite admirar toda la región hasta el macizo nevado de Maiella en Abruzzo. Después de cruzar el puente levadizo, una escalera de piedra conduce al antiguo pueblo salpicado de iglesias, entre ellas tres joyas románicas: San Giorgio, San Bartolomeo y San Leonardo, mientras que la catedral neoclásica de la Santísima Trinidad se encuentra inmediatamente extramuros. El Parque De Capoa es maravilloso, 16 mil metros cuadrados de jardín italiano con extraordinarias plantas y flores alrededor de la villa del siglo XVIII. La provincia se extiende desde las montañas hasta el mar. Termoli está rodeada por la fortaleza encargada por el emperador Federico II: dentro de las almenas hay un laberinto de callejuelas características, con plazas con monumentos evocadores como la Catedral románica. Diez kilómetros de playas de arena blanca se extienden por la localidad, con playas y servicios para todos los deportes acuáticos. Desde el puerto zarpan las conexiones con las Islas Tremiti, un archipiélago de Apulia con aguas espectaculares y paisajes impresionantes. La vista que se disfruta desde Bojano, la capital de los samnitas que se opusieron al poder de Roma, es muy diferente: desde la ciudad parten senderos que suben entre bosques, capillas y torres. En las laderas de las montañas Matese, Sepino presenta los restos de una majestuosa ciudad romana, con el anfiteatro y las puertas monumentales intactas. La cocina cuenta con platos únicos, como los tagliolini con cebolla, jamón y perejil; arroz con repollo; asados ​​de cordero. Sin olvidar las DOC de la provincia: el Biferno -blanco, tinto o rosado- y el Tintilia tinto que se están popularizando por su sabor original, el mismo que se encuentra en esta zona aún por descubrir.