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Inmersas en la laguna hay cientos de pequeñas islas escondidas de las rutas turísticas habituales, con atmósferas atemporales que ofrecen una Venecia inesperada, para explorar sin prisas. Descúbrelos con un guía experto a bordo de un barco a motor de época. Salga de San Marco y navegue por las islas de Sant'Erasmo y Le Vignole, con sus grandes espacios verdes dedicados a la horticultura. Beba una copa de vino, luego atraque y visite San Francesco del Deserto, la isla de la tranquilidad y la espiritualidad, con un convento de frailes menores del siglo XIII que aún marca los ritmos de los días y el carácter sagrado del lugar en la actualidad. Continúe hacia Burano, famosa por la producción de bordados, encajes y puntillas, para luego llegar a Mazzorbo, donde podrá deleitar su paladar con una degustación de cuatro vinos diferentes, maridados con platos tradicionales. Un viaje para capturar la armonía que hizo historia.
Venecia, nacida hace 1600 años en un laberinto de islas, se convirtió, en el siglo XVII, en la capital de la República Marítima más rica del Mediterráneo. Cuenta con grandes monumentos, como la Piazza San Marco con la Basílica del mismo nombre, adornada con increíbles mosaicos o el Palazzo Ducale, orgulloso guardián de la historia de la ciudad. O la Galería de la Academia, una exposición de obras maestras de la gran pintura veneciana. Es la ciudad para recorrer en góndola por el Gran Canal, bajo el puente de Rialto, admirando las fachadas de los palacios nobles. Está lleno de importantes eventos culturales, como la Bienal de Arte, el Festival Internacional de Cine e innumerables exposiciones organizadas por los museos de la ciudad. Es sobre todo una ciudad capaz de vivir con ritmos antiguos, que se descubren perdiéndose por las callejuelas y las pequeñas plazas. Una ciudad de mil almas, salpicada de tiendas artesanales, cafés antiguos y sabrosas trattorias.
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