La artesanía de Arezzo entre pasión y creatividad.

El corazón puro de la Toscana. Arezzo le permite sumergirse en las emociones que han hecho famosa a esta región: arte, historia, comida, calidad de vida. El aliento antiguo de sus calles intactas devuelve al visitante a la atmósfera suspendida entre la Edad Media y el Renacimiento, que se puede encontrar en cada rincón: no hay coches, todo parece volver al pasado. La Piazza Grande es un espectáculo: puedes pasar horas observando las torres y los edificios que aún se mantienen en pie hace cinco siglos, entre los que destaca el Loggiato diseñado por Giorgio Vasari: dos veces al año la Giostra del Saracino la transforma en un torneo de caballeros con armadura y jabalinas, entre abanderados y figuras con trajes de la época. Los mismos que se pueden admirar en los frescos de las Historias de la Vera Cruz, obra maestra de Piero della Francesca: son un catálogo extraordinario de sabiduría renacentista, ambientado en la Basílica de San Francisco. A lo largo de la calle principal se encuentra Santa Maria della Pieve, construida en piedra en estilo románico, mientras que en lo alto, vigilando la ciudad, se alza la majestuosa catedral de los Santos Pedro y Donato. Lo domina todo la Fortaleza de los Medici, con sus baluartes en forma de estrella de cinco puntas, rodeada de jardines y césped ideal para un picnic con sabrosos bocadillos con embutidos y quesos de esta tierra. En restaurantes y trattorias se puede degustar lo mejor de la cocina toscana: desde filetes de Chianina, la carne más apreciada de esta zona, hasta ribollita con pan y verduras; desde macarrones con salsa de ganso hasta peposo de Arezzo aderezado con salsa de vino. En las copas se puede saborear el Chianti, también producido en la zona de Arezzo, y otros magníficos tintos, con una gota de Vin Santo con cantucci para un final de extraordinaria sencillez. Todo en Arezzo es armonía, que conquista el alma de los viajeros.