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Florencia es una ciudad demasiado rica en maravillas. El escritor francés Stendhal argumentó que este exceso de obras maestras provoca incluso una forma de perturbación, llamada desde entonces "síndrome de Stendhal". Y aquí tienes una forma exclusiva y perfecta de conocerlo, seleccionando lo mejor de tanta belleza sin renunciar a sumergirte en las tradiciones florentinas de ayer y de hoy: contar con un guía privado durante un día entero. Partiendo de Piazzale Michelangelo con el panorama interrumpido por el Arno donde destacan cúpulas, campanarios y torres. Luego a pie, por las callejuelas hasta la Galería de la Academia, famosa por el David de Miguel Ángel. Llegue a pocos pasos del complejo del Duomo: el Baptisterio con las puertas de bronce, la Catedral con la increíble cúpula de Brunelleschi y el Campanario de Giotto. Después de una pausa para almorzar, acompañado por un conductor, llegará a Fiesole, a ambos lados del valle del Arno, para saborear también el encanto medieval de las ciudades más pequeñas. Luego regreso al corazón de Florencia, admirando la elegancia medieval de la fachada de Santa Croce para llegar a la Piazza della Signoria, con el imponente Palazzo Vecchio, sede del Municipio y luego del poder de la familia Medici. Finalmente, la parada más sublime: la Galería Uffizi, una colección de obras que han marcado la historia del arte. Con una guía, comprenda los secretos de las pinturas más importantes, incluidas Botticelli, Miguel Ángel, Leonardo da Vinci, Rafael, Giotto, Cimabue y Masaccio. Y finalmente la vista desde la terraza de los Uffizi, respirando la armonía de las colinas rodeadas de fortalezas y villas antiguas: el sello perfecto para una visita emocionante.
Florencia es un verdadero cofre de tesoros artísticos, donde cada rincón cuenta una historia de belleza y arte atemporales. También conocida como la "cuna del Renacimiento", la ciudad está salpicada de espléndidas iglesias que albergan obras maestras de los más grandes artistas italianos de la historia, desde Giotto hasta Cimabue. Los edificios, con su yeso blanco y sus nervaduras de piedra serena, desprenden una elegancia atemporal. Oratorios, capillas y monasterios invitan a la contemplación, ofreciendo una experiencia de espiritualidad íntima. En esta ciudad, el arte se convierte en un viaje de fe y belleza, capaz de tocar el alma de cada visitante.
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