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El New York Times y el Guardian la han incluido entre las ciudades para visitar una vez en la vida. El Financial Times la definió como un híbrido entre París y Viena, pero en realidad Turín tiene alma propia, un espíritu noble que se respira entre sus calles y sus monumentos. Intrínsecamente ligada a la dinastía Saboya, la primera capital de Italia expresa toda su elegancia a través del Palacio Real, la más importante de las residencias Saboya, teatro de la historia durante al menos tres siglos. Visite con un guía turístico las estancias donde vivieron los reyes durante casi un siglo, desde el salón del trono hasta la sala donde se firmó el Estatuto Albertino. Y luego el salón de baile, donde se realizaban eventos sociales, fiestas y ceremonias. Llegando finalmente a la capilla barroca donde antiguamente se guardaba la Sábana Santa, la reliquia que se utilizaba para envolver el cuerpo de Jesús en el Sepulcro. Un cofre del tesoro lleno de maravillas que te transporta al pasado.
Turín, una ciudad con encanto místico, combina historia, cultura y gusto. Piazza Castello, en el corazón del centro histórico, alberga el elegante Palacio Real y el majestuoso Palazzo Madama, custodio de antiguas obras de arte. La Mole Antonelliana, símbolo de la ciudad y sede del Museo del Cine, se encuentra junto a la Catedral dedicada a San Juan Bautista, que conserva la venerada Sábana Santa, reliquia de profunda espiritualidad. Turín también es famosa por sus iglesias, como la Consolata y el Santuario de la Gran Madre. Con su renombrado Museo Egipcio, delicias como los agnolotti y los gianduiotti, y la tradición del Vermut y el Bicerin, encanta a visitantes de todo el mundo.
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