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Durante siglos, la hospitalidad veronesa ha estado indisolublemente ligada a la comida: aún hoy, los veroneses se dedican a su cocina, elevándola a un verdadero arte. Un viaje sensorial para deleitar hasta los paladares más exigentes. Únase a su guía en un excelente recorrido gastronómico y enológico, comenzando el día con un clásico espresso italiano. Luego pasee por las estrechas calles del centro histórico y visite una tienda tradicional para degustar quesos y embutidos locales, acompañados de un fragante pan casero. Dirígete a una posada típica para probar los vinos de Valpolicella, la zona montañosa de Veronese conocida en todo el mundo por sus productos de calidad. Termine su recorrido con una nota dulce en una de las heladerías artesanales más antiguas de la ciudad.
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