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Florencia es un verdadero museo al aire libre, y la Catedral de Santa María del Fiore es su pieza de resistencia. Cuando se completó en el siglo XV, coronada con su icónica Cúpula, la obra maestra de Brunelleschi, era la iglesia más grande del mundo. Hoy en día es la tercera más grande, después de la Basílica de San Pedro en Roma y la Catedral de Milán. Admira la cuna del Renacimiento desde un punto de vista único y privilegiado. Visite la Catedral con un guía turístico y admire los intrincados mosaicos y la "alfombra de mármol": el piso geométrico del siglo XVI. Descubra los frescos de Vasari y Federico Zuccari, el imponente reloj pintado por Paolo Uccello y luego déjese encantar por la Cúpula, que podrá visitar con acceso prioritario. Sube a la Terraza Norte de la Catedral, siguiendo pasillos secretos que han permanecido cerrados al público durante siglos. La vista de estas maravillas escondidas seguramente te dejará sin palabras. Termine su viaje dentro de la sala circular donde se encuentran las antiguas estatuas que originalmente decoraban la fachada de la catedral, a la que ahora solo se puede acceder a través de esta experiencia. Sube aún más hasta la Cúpula para disfrutar de una vista de 360° de la ciudad.
Florencia es la síntesis del Renacimiento. Rica en monumentos, como Santa Maria Novella, el Palazzo Vecchio o la Galería de los Uffizi. Lugares que acogieron, entre otros, el genio de Dante, Leonardo, Miguel Ángel y Botticelli, adornados con una increíble cantidad de obras de arte. Florencia contiene lugares suspendidos en el tiempo, como el Ponte Vecchio, donde las tiendas de orfebrería continúan una tradición que se remonta a la Edad Media. Revela itinerarios que combinan naturaleza y paisaje, dentro o en los bordes de las murallas de la ciudad: los Jardines de Bóboli, delicia de la dinastía Medici, o la colina de San Miniato desde donde se puede observar toda la ciudad. La historia de Florencia pasa también por sus talleres artesanales, algunos de los cuales se han convertido en marcas mundialmente famosas, y sus restaurantes tradicionales en los que deleitar el paladar y descubrir las excelencias enológicas de los súper toscanos. En resumen, Florencia es un cofre del tesoro lleno de infinitos tesoros, todos por descubrir.
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